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La amplia exigencia financiera de la industria del real estate, junto a otros aspectos propios de este negocio, convierten a la gestión del cash flow en uno de los principales desafíos para las empresas.
La gestión de tesorería se impone como tarea clave para las empresas del real estate, un sector intensivo en financiación que sólo en 2021 invirtió 10.500 millones de euros en el mercado español. Para las promotoras en particular, uno de los principales retos a los que se enfrentan es realizar un seguimiento de la tesorería eficiente y, sobre todo, tener una visión clara del estado del flujo de caja.
De hecho, el 82% de los negocios que fracasan, lo hacen por un mal manejo del flujo de caja, que se concreta en múltiples interrelacionados entre sí: tesorería, facturación, contabilidad, finanzas, reportes e indicadores.
Este hecho, sumado a los riesgos inherentes de la construcción y la diversidad de actividad, incrementan la complejidad a la hora de hacer previsiones fiables y tener el control de la tesorería. En este sentido, herramientas como el software de gestión de Agicap permite a las empresas obtener previsiones confiables y análisis en tiempo real del estado de su flujo de caja, lo que permite tomar las decisiones estratégicas para su negocio.
¿Cuáles son los principales desafíos en este sentido para el sector inmobiliario? En primer lugar, la multiplicidad de proyectos, los riesgos inherentes a la construcción y la diversidad de actividades que van desde la promoción y comercialización hasta el alquiler y distintos tipos de servicios, dificultan la tarea de los responsables financieros en el sector inmobiliario. En España, la inversión en el sector aún se está recuperando de las consecuencias de la crisis: las transacciones de obra nueva aumentaron un 29,2% en septiembre de 2021 y el panorama para 2022 es optimista.
Esta situación repercute en los proyectos futuros, pero también en los actuales. Cada proyecto inmobiliario requiere la creación de un presupuesto de tesorería acompañado de un seguimiento periódico para ajustar las líneas de crédito y anticipar la recuperación de los fondos propios, los costes y los beneficios.
A su vez, algunos factores que dificultan el seguimiento de la tesorería son el número de entidades jurídicas que hay que gestionar, los peligros inherentes de los proyectos inmobiliarios, como cancelaciones y retrasos y la duración y ejecución de cada proyecto, generalmente de varios años.
También aportan complejidad el número de actores que intervienen en el seguimiento de la tesorería (gerente, director financiero, contables, controladores de gestión), las múltiples herramientas y fuentes de datos como paquetes de software, cuentas bancarias, herramientas de contabilidad o tablas de Excel y, en algunos casos, la diversidad de las actividades de la empresa y sus diferentes flujos de caja como, por ejemplo, la promoción frente al arrendamiento.
Si bien tener una buena gestión de tesorería es importante para empresas de todas las industrias, los métodos, las herramientas y los indicadores varían de un sector a otro, y también, de una empresa a otra. Algunos factores que influyen en las prácticas de gestión de flujo de caja son el tamaño de la empresa, la organización del departamento financiero y la frecuencia de los datos contables, entre otros.
El reto más importante para el sector está en encontrar el equilibrio adecuado entre el tiempo dedicado a las hojas de cálculo de Excel y la introducción de datos, así como la necesidad de disponer de una visión detallada y consolidada de la situación de la tesorería.
Cada nuevo proyecto inmobiliario debe contar en este sentido con el respaldo de un plan de tesorería que permita conocer el calendario de ingresos y egresos de dinero, brindando visibilidad sobre las necesidades de financiación de la compañía en un momento determinado.
Un flujo de caja actualizado de manera constante proveerá previsiones más fiables. Muchos contables y gestores financieros hacen un seguimiento diario de las distintas cuentas bancarias. A su vez, dichas proyecciones ayudan a tomar mejores decisiones respaldadas por datos concretos.
Según el ritmo de integración de los datos contables, ya sea semanal o mensual, es importante comparar las previsiones con lo real para analizar las diferencias. Si bien es un trabajo que puede llevar mucho tiempo y generar errores, entender qué ha sucedido y por qué ayuda a optimizar la gestión y el nivel de visibilidad de la tesorería de la empresa.
Una buena gestión del flujo de caja ayudará en este sentido a hacer este proceso de manera más rápida y sencilla, y más aún si las operaciones se encuentran clasificadas por categorías o partidas. Esto permitirá comparar no solo las previsiones con lo real, sino también con períodos anteriores.
Por otro lado, a la hora de pedir préstamos o aclarar situaciones con bancos e inversores, éstos suelen requerir una serie de documentos con detalles financieros de la compañía. Por ejemplo, los presupuestos de tesorería, el análisis del objetivo anual y su comparación con los objetivos anteriores, y el plan de negocio. A nivel interno, pueden ser necesarios otros tipos de resultados e informes para los empleados, la dirección u otros órganos de decisión.